El origen de las palmas de Domingo de Ramos
Según cuenta la historia, en el tiempo en que entraron los apóstoles a Jerusalén las palmas y ramos florecieron con gran abundancia y variedad de frutas ricas y sabrosas, propias de aquella época del año. Es por eso que en las palmas la gente colgaba naranjas, manzanas, peras y otras frutas, las cuales al principio eran naturales y más tarde pasaron a ser azucaradas.
Antiguamente no era habitual llevar adornos en la palma de Domingo de Ramos y como acto de devoción se introdujo la costumbre de colgar unos rosarios de tamaño generoso, cuanto más mejor. Los niños fabricaban sus propios rosarios con piñones, uvas pasas, higos, castañas y otros frutos parecidos para poder llevarlos en su palma a bendecir.
Para bendecir la palma había costumbre de estrenar alguna pieza de ropa y la preferencia es que estuviera hecha en casa: unas medias, un vestido o una pieza de punto de aguja. De ahí el refrán que dice así: Para Domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos.
Es interesante a la vez que curioso que se sigan las tradiciones.
Yo solo quería que acabara pronto para comerme las chuches